Obsesion por controlar: el turno de los
arrendamientos rurales*
por Marcos Gallacher, profesor de
Organizacion Empresaria, UCEMA.
os medios de produccion de la econo-
maa argentina estan mayormente en
manos privadas. Asimismo, una parte
sustancial de los recursos se asignan
a través de decisiones autonomas de
productores y consumidores interac-
tuando en mercados. Si bien lo anterior es cierto,
también es cierto que estos mercados funcionan
con mûltiples (y crecientes) restricciones. La “ob-
sesion por controlar” esta, en nuestro pa^s, vivita
y coleando.
Analicemos por caso lo que ocurre en el sec-
tor agropecuario. Al respecto los polfticos recien-
temente han descubierto que pueden, a través
de accion legislativa, mejorar el uso de la tierra
agrïcola de nuestro pa^s. En efecto, hace algunas
semanas la Presidenta dijo que piensa elevar
al Congreso un proyecto que modifica la Ley de
Arrendamientos que rige en el sector rural. El tex-
to del mismo no esta aûn disponible, sin embargo
ya circulan algunos lineamientos. En principio, los
objetivos buscados incluyen mejorar la posicion
competitiva de los “pequenos y medianos pro-
ductores”, promover el “uso racional” del suelo
y guiar al sector hacia un uso mas racional de los
recursos productivos. Segûn algunos, el gobierno
busca también insertar una cuna en la dirigencia
polftica del sector, separando a los pequenos pro-
ductores (representados por la Federacion Agra-
ria Argentina) y los medianos/grandes (represen-
tados por CARBAP y la SRA).
La iniciativa del gobierno merece ser analiza-
da con la mayor prudencia por parte de nuestros
legisladores. En efecto, una cosa son las inten-
ciones surgidas desde un despacho y, otra muy
distinta, las de productores que -pese a tener que
nadar contra la corriente- constituyen un ejemplo
de eficiencia y adaptacion al cambio.
Existe una muy abundante legislacion nacio-
nal y provincial relativa a uso de suelo agrïcola.
En un trabajo reciente el abogado Juan Carlos
Acuna resume el marco legal imperante en la
Argentina desde comienzos del siglo XX hasta la
fecha. Leer este trabajo resulta un ejercicio inte-
resante para aquellos que -si bien no son aboga-
dos- saben que el trigo se siembra en invierno y
se cosecha a fin de la primavera. El listado de los
considerandos de las diversas leyes sorprende,
en especial, por la distancia que media entre la
cabeza del legislador y la realidad que éste trata
de abordar. Abundan los propositos, algunos de
ellos nobles y otros no tanto. Falta, en cambio, una
(mmima) justificacion de por qué se plantean las
normas.
Segûn algunos, la propuesta legislativa del
gobierno busca “poner en pie de igualdad” a pe-
quenos productores con aquellos de mayor tama-
no. Lo que el gobierno no se da cuenta, o no quie-
re reconocer, es que la prosperidad de las areas
rurales no depende de favorecer a cierto sector
de empresas en relacion a otro. La prosperidad se
genera, en cambio, a partir de polftica pûblica que
aumente los incentivos para la inversion de capi-
tal en toda la geografîa del pa^s. La oportunidad
de empleo en areas rurales -y no los subsidios a
los chacareros- resulta el mejor anabolico para
el aumento en el nivel de vida de los que viven en
el campo o en pequenas localidades. Educacion,
caminos, servicios de salud y de seguridad son
algunos de los destinos para la inversion pûblica
en nuestro enorme pais rural. No créditos subsi-
diados o retenciones diferenciales.
La legislacion propuesta también desconoce
hechos relativos al uso sustentable del recurso
suelo. El concepto que sostiene que la tierra ex-
plotada en forma de contratos de arrendamiento
de corto plazo (en el iïmite, anual) es causante de
degradacion es sencillamente erroneo. No existe
ninguna investigacion empnïca que demuestre
esto, ni aqui ni en pa^ses con un sector agrïcola
comparable al nuestro. Por el contrario, investi-
gaciones realizadas en la Universidad del CEMA
muestran que la adopcion de tecnolog^a conser-
*El presente es una actualizacion
del artιculo “Peligro: Ley de
Arrendamientos" publicado el dîa 25 de
agosto en Ambito Financiero.
Una cosa son las intenciones
surgidas desde un despacho y, otra
muy distinta, las de productores
que -pese a tener que nadar
contra la corriente- constituyen un
ejemplo de eficiencia y adaptacion
al cambio.
Revista UCEMA