[ historia economica ]
de bandeirantes o paulistas que invadieron las
misiones para capturar esclavos.
Once misiones de un total de trece fueron
destruidas por los bandeirantes en 1631 Ilevan-
dose sus pobladores en cautiverio. Los Jesuitas
reconstruyeron las misiones y las aumentaron, y
sus pobladores fueron entrenados militarmente
para su defensa. Por aproximadamente cien anos
los Jesuitas controlaron el ejército mas grande
y mejor entrenado en toda la region del R∞ de
la Plata. Mientras la disponibilidad de mano de
obra indigena disminrna en todas las regiones del
Virreinato, los Jesuitas duplicaron en 20 anos la
cantidad de ind^genas en sus misiones llegando
a tener en 1680 un total de 40.000 nativos en su
sistema productivo. Notablemente, durante gran
parte del perïodo los misioneros Jesuitas no su-
peraron el numero de 40. Hacia la mitad del siglo
XVIII las misiones contaban con una poblacion de
50.000 habitantes y el numero de Jesuitas llego a
cerca de 450.
precios por la explotacion de la mano de obra nativa, y por
la gran dispersion de productores de bienes similares o
sustitutos. Cuando los residentes del interior compraban,
lo hacian a los altos precios que fijaban los monopolistas
del puerto, ya sea de Lima o Buenos Aires. El resentimiento
acumulado por generaciones por esta fuerte contribucion
del interior a la “caja del puerto” es el germen para la crea-
cion de un nuevo orden social de base federal que resurgi-
rïa con fuerza en la Independencia y en las guerras civiles
posteriores.
LOS JESUITAS
En el siglo XVII ocurren varias circunstancias adversas
que generan un ciclo recesivo de envergadura: una signifi-
cativa disminucion del comercio internacional, presumible-
mente vinculado a los conflictos entre pa^ses europeos; una
significativa disminucion de la produccion de plata en Potos^
y una significativa disminucion en el resto de las actividades
basadas en la explotacion ind^gena con trabajos forzados
que fueron diezmando gradualmente la poblacion.
En contraste con tal ciclo recesivo, las misiones Je-
suitas prosperaron notablemente a partir del final del siglo
XVII. En parte por excepciones tributarias que les permitie-
ron incorporar mano de obra nativa sin recurrir al sistema
de la mita o la encomienda, y en parte por la importacion del
capital social incorporado en el talento y nivel tecnologico
superior de los Jesuitas en las actividades productivas.
La mejor capacidad técnica en los laboreos agrïcolas y la
mejor capacidad gerencial en la administracion de recursos
humanos de los misioneros permitieron superar los niveles
de subsistencia y habilitar el crecimiento de las poblaciones
nativas. El talento y la habilidad gerencial tuvieron también
que complementarse con habilidad militar para defenderse
El desarrollo de las misiones también reper-
cutio favorablemente en el puerto de Buenos Aires ya que
los Jesuitas se constituyeron en fuertes importadores de
implementos agrïcolas y de armas procedentes de Europa.
El Cabildo, los monopolistas, y los contrabandistas volvieron
a disfrutar de la “caja del puerto” intermediando en los dife-
rentes servicios que requiere la actividad comercial.
En las primeras décadas del siglo XVIII se producen
disturbios por ciudadanos manifestandose en contra de la
presion tributaria a que estaban sometidos. Argumentaban
en contra del gobierno de Paraguay, controlado por Jesui-
tas, y sosterïan que las facultades de establecer impuestos
y reclutamiento de mano de obra pertenerïan a los Cabildos
que eran controlados precisamente por ciudadanos (comu-
neros). Esta revuelta fue razonablemente manejada por los
Jesuitas aunque no dejo de tener impacto limitando su fase
de expansion.
Pero los principales enemigos de los Jesuitas no fueron
los comuneros. El despotismo ilustrado del siglo XVIII en
Europa favorecio el sistema monarquico y burocraticamente
centralizado en contra de los estados autonomos. Los Jesui-
tas representaban la anttesis del estado centralizado, eran
misiones o comunidades similares a estados autonomos
que habian conseguido incrementar su riqueza y aumentar
el bienestar de las poblaciones nativas. Los enemigos de
los Jesuitas en el R∞ de la Plata aprovecharon el acceso al
poder de Fernando VI en 1746 para sembrar intrigas, entre
ellas que los Jesuitas habian retenido y ocultado las inmen-
sas minas de plata que los espanoles nunca encontraron en
la region.
El conflicto en Europa de los Jesuitas con el despotismo
ilustrado provoca su expulsion de Portugal y Brasil en 1758,
de Francia en 1764 y en 1767 Carlos III ordena su expulsion
de Espana y de sus colonias. En Argentina el resultado im-
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Revista UCEMA