especialistas abordaron la situaciôn de la defen-
sa en la regiôn. En coincidencia con los smtomas
presentados, el panorama respecto de la Argen-
tina parece preocupante. El director del Instituto
de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégi-
cos del CARI, Julio Hang, destacô que las Fuerzas
Armadas argentinas estarîan perdiendo capaci-
dad técnico-operacional. Por su parte, el ex mi-
nistro de defensa Horacio Jaunarena, afirmô que
las Fuerzas Armadas argentinas “no estan hoy
en condiciones de cumplir con su misiôn princi-
pal que le otorgan la Ley y la Constituciôn”. Por
ûltimo, Rosendo Fraga, especialista en temas de
defensa, concluyô que “mientras que Brasil y Chi-
le desarrollan polfticas coherentes que implican
reequipamiento, modernizaciôn de sistemas, me-
joras salariales relevantes y buenas relaciones
ci'vico-militares, en la Argentina, por ejemplo,
las Fuerzas Armadas se sienten relegadas” (én-
fasis agregado). Estas ûltimas palabras resumen
la naturaleza del problema y describe un estado
mental que puede denominarse “desarme psico-
lôgico”. La presencia del mismo puede afectar el
buen desempeno de cualquier fuerza armada. Al
respecto existe un caso que vale la pena ser es-
tudiado.
La ambivalencia francesa: 1919-1940
Entre mayo y junio de 1940 el ejército aleman
venciô al francés de modo fulminante. La derrota
sorprendiô al mundo por su rapidez y contunden-
cia y pasô a la historia como “extrana”2. Hasta
ese momento, el ejército francés, victorioso en la
Primera Guerra Mundial, era considerado como
el mejor del mundo. De inmediato comenzaron a
buscarse las razones de semejante debacle. En-
tre ellas, es posible senalar las que se centraron
en los aspectos internos de la naciôn francesa y
las puramente militares. El primer caso, se explica
por las caracterîsticas de la sociedad y la politica
de la Francia de entreguerras. El historiador Jean
B. Duroselle describiô al producto de la diHcil
convivencia de profundas divisiones sociales e
ideolôgicas como La Décadence3. Entre ellas se
destaca la relaciôn conflictiva entre un bloque
importante de partidos en el parlamento y las
fuerzas armadas. Ademas, el sistema de partidos
fraccionado produjo una sucesiôn de gobiernos
débiles e inestables que impidiô que se llegara a
acuerdos sobre cômo enfrentar mejor a la ame-
naza alemana. Se generô as^ un estado de “am-
bivalencia”4 .
Desde el punto de vista militar, el historiador
Douglas Porch afirma que “el resultado del con-
flicto puede explicarse por los errores cometidos
Para Kirkland, el cuerpo de
oficiales puede ser competente y
potencialmente sobresaliente, pero
en la preparacion y conduccion
de la guerra puede ser afectado
por las consecuencias sutiles e
insospechadas del conflicto
dvico-militar.
desde el principio por los Aliados, y por la habili-
dad alemana de capitalizar sobre esos errores...
[el] liderazgo [aliado] careciô de determinaciôn e
implacabilidad”5. Mientras que los franceses se
prepararon para la “batalla metôdica” en lo que
esperaban serîa una larga guerra; los alemanes
lograron imponerse utilizando de modo innova-
dor la combinaciôn de armas (popularizada bajo
el nombre de Blitzkrieg). Frente a este novedoso
despliegue, los altos mandos franceses fueron
incapaces de adaptarse.
Eugenia Kiesling, profesora de West Point, dio
una de las mejores respuestas para explicar esa
incapacidad de adaptaciôn. El ejército francés a
lo largo del perîodo de entreguerras no pudo de-
sarrollar una mejor estrategia para enfrentar a los
alemanes porque terminô “atrapado por circuns-
tancias politicas en una estrategia defensiva”6
(énfasis agregado). Esta afirmaciôn se refiere al
modo en cômo se relacionaron los polfticos con
los militares y no al precepto clausewitziano de
que la estrategia militar debe estar subordinada
a la polftica7. De este modo, las explicaciones
polfticas y militares convergen en un resultado
traumatico.
Faris Kirkland, investigador del Departamento
de Psiquiatrfa Militar del Ejército de los Estados
Unidos, aporta una explicaciôn de cômo se produ-
jo este encuentro. Su investigaciôn muestra una
asociaciôn entre las polfticas del gobierno y los
procesos que llevaron a las fuerzas armadas fran-
cesas a un estado de debilidad psicolôgica8. Por
lo tanto, los actos del gobierno civil afectaron la
eficiencia militar francesa a través de las mentes
de los oficiales. Para Kirkland el estado psicolôgi-
co del cuerpo de oficiales puede encontrarse en
algûn punto de un continuo que va desde la “auto-
2- Marc Bloch: Strange Defeat: A Statement of
Evidence Written in 1940. New York: Norton,
1968.
3- J. B. Duroselle: La Décadence, 1932-1939.
Paris: Imprimerie nationale, 1979.
4- Young, Robert: France and the Origins of
the Second World War New York: St Martins
Press, 1996.
5- Porch, Douglas: “Military ‘Culture’ and
the Fall of France in 1940. A Review Essay”
International Security, 24 (4), Spring 2000, pp.
157-180.
6- Kiesling, Eugenia: “The Fall of France:
Lessons of the 1940 Campaign” Defence
Studies 3 (1) Spring 2003, pp. 109-123.
7- Esta idea se desarrolla mejor en el trabajo de
la misma autora: Arming Against Hitler. France
and the Limits of Military Planning (Lawrence:
University Press of Kansas, 1996).
8- Kirkland, Faris: “Governmental Policy and
Combat Effectiveness: France 1920-1940” en
Armed Forces & Society, 18 (2) Winter 1992,
175-191.
Revista UCEMA
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